En este
último volumen de Las Monarquías de Dios, decir que aún estoy consternado por
todo lo que he tenido que asimilar, es poco decir. La guerra, siempre presente
en la pentalogía, se recrudece por momentos y lo que antes eran tropas
comandadas por el mítico John Mogen, enfrentadas contra las hordas Merduk del Sultán Aurungzeb, ha pasado a ser una guerra contra el malvado mago llegado del
oeste, Aruan y su temido ejército de criaturas. Apoyado por el mago Bardolin,
antiguo discípulo de Golophin, juntos sembraran las tierras de las monarquías
de un sinsentido de muerte y destrucción que
dejaran las guerras contra los Merduk en un mero juego de niños. Los
tiempos están cambiando. Una guerra como la que no se ha visto hasta ahora
está apunto de librarse en el mundo: hombres contra bestias. Una vez más toda la responsabilidad recae en las
espaldas de Corfe. El aguerrido soldado que un día contempara la devastación de
Aekir, donde el comandante John Mogen fue crucificado.Corfe se distinguirá en la
defensa de el Dique de Ormann, dónde verá su primer ascenso, hasta conseguir
el mando de una partida de salvajes, que a la sazón se convertirían en la caballería más
temida del mundo. Este grupo será conocido cómo Los Cátedralistas. Tras muchas batallas y
situaciones que superarían a cualquier hombre ahora se enfrenta a las tropas de Aruan, pero convertido en Rey de Torunna . Ramusianos y
Merduk compartirán ahora la misma fe, tras descubrir un monje bibliotecario un extraño pergamino que
afirma que Ramusio y el profeta Merduk eran la misma persona. Aunarán fuerzas y trazarán alianzas
mediante matrimonios, permitiendo enfrentarse al enemigo que se cierne sobre ellos. Las piezas están colocadas en el tablero, siempre bajo
la atenta mirada de los Cimbrios, siempre dispuestos a recuperar de
lo que un día fue su glorioso imperio.
Las
Monarquías de Dios, es una de esas sagas que ha permanecido entre mis lecturas
futuribles durante muchísimo tiempo. Yo personalmente voy dando prioridad a los
libros que por una razón u otra llevan más tiempo en mi biblioteca ( salvo excepciones ) creando un
sistema para que ningún libro, trilogía, saga quede en el olvido. Este es el
caso de esta pentalogía. Empecé el libro
El viaje de Hawkwood, su portada no me decía nada, pero al leer la
sinopsis capto toda mi atención. Cuando llevaba apenas unas
diez páginas, ya me había dado cuenta de lo que tenía entre las manos. Enseguida
comprendí, que es el tipo de lectura que a mí particularmente más agrada. Mucha
gente dice que Kearney no está al nivel intelectual de Martin, Ericsson, o
tantos otros. Es algo a lo que no voy a entrar a valorar, llevo muy poco tiempo
leyendo (un par de años) y con seguridad no soy la persona más entendida en la
materia. Lo que sí puedo decir, es que en muchos casos, a pesar de que me
encanta Canción de Hielo y Fuego, el tipo de lectura que ofrece Paul Kearney es
bastante más amena y divertida, sin
tener que recordar un millón de nombres o volver atrás una y otra vez para
descubrir que el autor ha vuelto hacer de las suyas. La novela me duró apenas
cuatro días. No es una novela tipo Juego de Tronos, La Primera Ley, que son
poseedoras de una gran cantidad de páginas. Si no recuerdo mal tiene sobre unas
trescientas cincuenta páginas, cuando te
quieres dar cuenta ya estás comprando el siguiente volumen. En el primer libro se nos presenta al Capitán
Richard Hawkwood, que no sé si por casualidad o mera coincidencia comparte
apellido con el capitán mercenario de la Edad Media John Hawkwood. Cómo podremos
observar a lo largo de topa la saga se nos irán presentando situaciones que en muchos casos
recuerdan al lector a pasajes sucedidos a lo largo de la historia. Por destacar
algunos, podemos citar el viaje de Richard y su similitud con el
descubrimiento del Nuevo Mundo en mil cuatrocientos noventa y dos. O las
guerras entre Ramusianos y Merduk, que a mí personalmente me recuerda a los
tiempos de las Cruzadas, con los Caballeros Militantes en lo que creo
perfectamente que coinciden con los Caballeros Templarios. La hazaña de corfe y
su ejército cruzando las montañas Cinbricas, en lo que es sin duda alguna un
homenaje al gran general cartaginés Aníbal Barca. Algún tinte también más de
nuestros días he creído reconocer, como la línea Maginot celebre en la Segunda
guerra Mundial.
El personaje
de Corfe, es el mejor sin duda alguna de toda la saga. Nos encontramos a un hombre
que después de huir de Aekir, abandonando a su mujer dándola por muerta, y en
la que murió el legendario comandante John Mogen, Descubrimos a un hombre hecho de pena y dolor, de
sufrimiento y muerte. Tras destacarse en la defensa de El Dique de Ormann.
Corfe, no sin pocas trabas por su condición de no noble, le será asignado un
pequeño grupo de salvajes con el que vivirá y compartirá los momentos más
afectivos desde la caída de Aekir. El grupo de salvajes de las montañas tras
jurar lealtad a Corfe, se convertirá a la sazón en el mejor cuerpo de caballería
del momento, extendiendo a cotas inimaginables su leyenda causando un terror atroz en las filas de los ejércitos
rivales.
Las novelas
van de menos a más, hasta llegar a un punto en que el lector se encuentra
totalmente absorto enganchado por la historia, con una narración que pone los
pelos de punta y hace sentir al lector, que ha sido trasladado a un asedio, batalla, o viaje a bordo de algún barco en busca del continente
perdido. En definitiva, una buena saga en todas sus vertientes, que mantendrá
al lector pegado a sus páginas y al terminar tendrá la sensación de haber
invertido bien su dinero.
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