Autor: Irvine Welsh
Edición: ANAGRAMA
Páginas: 448
Año
de publicación: 2003
El sargento Bruce Robertson no es precisamente un policía modélico. Es un tipo corrupto, misántropo, violento, machista, homófobo y racista. Es un consumidor compulsivo de pornografía, servicios de prostitutas, fast food de lo más grasiento, alcohol y cocaína. Y además se dedica a lanzar rumores malévolos sobre sus compañeros de cuerpo; practica con una de sus amantes peligrosos juegos eróticos que incluyen la asfixia y es capaz de inducir a una menor a la que ha pillado con éxtasis a que le haga una felación.
Debido a sus excesos, a Robertson le ha aparecido un imponente sarpullido que invade sus genitales y se extiende sin control, y un incordiante parásito en el intestino que acaba convirtiéndose en la voz de su conciencia. Y mientras su vida se desmorona a pasos agigantados —su esposa ha abandonado el domicilio conyugal con su hijo—, el sargento tiene que investigar el asesinato del hijo de un diplomático africano…
Fiel a su habitual contundencia, Welsh nos presenta en esta novela el hundimiento físico y moral de un policía corrupto. Un viaje a lo más abyecto, en el que se mezclan la visceralidad, la violencia y el humor negro
Debido a sus excesos, a Robertson le ha aparecido un imponente sarpullido que invade sus genitales y se extiende sin control, y un incordiante parásito en el intestino que acaba convirtiéndose en la voz de su conciencia. Y mientras su vida se desmorona a pasos agigantados —su esposa ha abandonado el domicilio conyugal con su hijo—, el sargento tiene que investigar el asesinato del hijo de un diplomático africano…
Fiel a su habitual contundencia, Welsh nos presenta en esta novela el hundimiento físico y moral de un policía corrupto. Un viaje a lo más abyecto, en el que se mezclan la visceralidad, la violencia y el humor negro
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