Las legiones romanas disponían de una compleja organización
que sumada a su disciplina castrense hacían del ejercito romano el más poderoso
de su tiempo. Lo primero que nos encontraríamos en una legión romana seria
la centuria, la unidad básica por excelencia que constaba de ochenta aguerridos legionarios dirigidos por un
centurión que a su vez era auxiliado por un optio, que vendría a ser algo así
como un cabo ayudando a un sargento. Dos centurias formaban un manípulo, este se componía de ciento sesenta legionarios Tres manípulos formaban una cohorte, que todo sumado vendría a elevar la cifra en torno a los cuatrocientos
ochenta legionarios con sus respectivos mandos. Diez cohortes componían una
legión, aproximando el numero a los cinco mil legionarios, los soldados
mas mortíferos de su tiempo, una autentica maquina de guerra bien engrasada que el gran Cónsul
Mario profesionalizo en el ciento siete a. C.
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